Poemas de Mario Benedetti (Bloque #3)

 
Teoría y Práctica
Señoras y señores
hoy trataremos del imperialismo.
Tema difícil si los hay
y a veces engorroso de sitiar
en sólo media hora de pésimas noticias.
En consecuencia intentaré abordarlo
tal como en un pasado alegre y misterioso
se solía abordar los bajeles piratas,
quiero decir
de un modo irregular.

Digamos por ejemplo
que una campana suena lejos, mansa
y purifica el diálogo y se queda
como el sol en las copas de los árboles,
a pesar del calor el horizonte
se pone su bufanda
y unos pájaros sueltos y agilísimos
la recorren,
y no son golondrinas.
Nada de eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que una muchacha quiebra la mañana
con sus cadera móviles,
sus ojos perentorios,
sus labios de cosecha,
su paso que no pasa,
y el muchacho que espera invencible y modesto,
la incluye en su destino, la estudia poro a poro
y así centineleándola,
se atreve o no se atreve.
Tampoco eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que un niño escucha el mundo y decidiéndose
le echa su bocanada de candor,
aprende cómo son sus pies y se los come,
discute con el techo y lo convence,
llora para variar y porque sabe
que a su alarido comparece el seno
con su promesa láctea y esa piel
que le gusta sentir junto a los párpados
y sabe que es feliz aunque no sepa
qué precio va a pagar o qué desprecio.
Tampoco eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que un viejo está aprendiendo el alfabeto
y clava en su memoria los diptongos
y las esdrújulas que son tan cómodas,
porque llevan acento indiscutible,
tiene rostro de cuáquero este viejo,
pero el alma la tiene de resorte,
y escribe llubia porque en su campito
nunca vio que lloviera con ve corta.
Tampoco eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que una máquina late en el delirio,
dice ruidosamente su producto
y las manos lo ayudan, lo enderezan,
lo limpian, lo acicalan y lo envasan,
manos que conocen hace años
y hace años se mojan y se secan,
se dan la bienvenida y los adioses,
se preguntan, se llaman se responden,
se apoyan en la máquina materna
que dice su producto y carraspea
y cuando las ve juntas veteranas
suelta dos o tres lágrimas de aceite.
Tampoco eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que en la serena noche conyugal la pareja
hizo un hijo porque le dio la gana,
y le ha dado la gana porque sabe
que un hijo es el profeta cotidiano,
irá anunciándolos de sol a sol
irá diciendo a todos que es un hijo
y se alimentará con insolente
apetito y probará la patria
como si fuera pan caliente y nuevo.
Tampoco eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que la frontera pierde sus aduanas
y hasta nos invadimos los unos a los otros,
nos prestamos volcanes y arroyitos
y cobre y antropólogos y azúcar
y lana y proteínas y arcoiris
y alfabetizadores y durmientes
y poetas y prosistas y petróleo
y el contrabando queda para el viento
y para los amantes migratorios.
Tampoco eso es el imperialismo.

Digamos por ejemplo
que la lluvia y el sol nos pertenecen,
también el sobrecielo y el subsuelo,
las provincias de nuestro corazón
y el territorio de nuestro trabajo,
somos iguales ante los iguales
en un mundo de pares y sin otros,
una linda locura de los cuerdos
y cierta estratagema de justicia,
vamos poniendo tildes a presagios
que se cumplieron o se están cumpliendo,
en un comienzo fuimos sólo islas
ahora somos urgentes archipiélagos.
Tampoco eso es el imperialismo.

Y digamos por último
que tenemos la noche y nuestra casa,
y un reloj que no cuenta hacia la muerte,
a ciencia avanza tanto que ha logrado
aislar el virus de la xenofobia,
y la Patria es ahora un salado bautismo
que va de mar a mar,
y los abismos siguen existiendo,
aunque nadie se arroje a su silencio,
siempre es duro vivir pero se vive
dentro de las esclusas de la vida.
Y una vez más afirmo
nada de esto es el imperialismo.

Confio no haber sido demasiado sectario
en el enfoque teórico del tema.
Señoras y señores
acaba de avisarme un compañero
que afuera nos esperan los señores gendarmes
tal vez para brindarnos alguna clase práctica.
Deseémonos coraje
y buena suerte,
he dicho,
muchas gracias.
 
 
 
 
Hombre preso que mira a su hijo
al "viejo" hache

Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes,
que Libertad o Muerte era una redundancia,
a quién se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas,
que la Patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente botija no sabian un corno,
pobrecitos creían que Libertad
era tan sólo una palabra aguda,
que Muerte era tan sólo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula,
olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos
sino de otros más duros y siniestros,
y éstos sí,
cómo nos ensartaron
con la limpia república verbal,
cómo idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros,
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.

Uno no siempre hace lo que quiere,
uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote
de menos.

Por eso es que no puedo despeinarte el jopo,
ni ayudarte con la tabla del nueve,
ni acribillarte a pelotazos,
vos sabés que tuve que elegir otros juegos
y que los jugué en serio
y jugué por ejemplo a los ladrones
y los ladrones eran policías
y jugué por ejemplo a la escondida
y si te descubrían te mataban
y jugué a la mancha
y era de sangre.

Botija aunque tengas pocos años,
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides,
por eso no te oculto que me dieron picana,
que casi me revientan los riñones,
todas estas llagas hinchazones y heridas
que tus ojos redondos
miran hipnotizados,
son durísimos golpes,
son botas en la cara,
demasiado dolor para que te lo oculte,
demasiado suplicio para que se me borre.

Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló,
o puteó como un loco,
que es una linda forma de callar,
que tu viejo olvidó todos los números
(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina,
en qué bar,
qué parada,
qué casa.

Y acordarse de vos,
de tu carita,
lo ayudaba a callar,
una cosa es morirse de dolor
y otra cosas morirse de verguenza,
por eso ahora
me podés preguntar
y sobre todo
puedo yo responder.

Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere,
llorá nomás botija,
son macanas
que los hombres no lloran,
aquí lloramos todos,
gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos,
maldecimos.

Porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse,
llorá,
pero no olvides.
 
 
 
 
Allende
Para matar al hombre de la paz,
Para matar al hombre de la paz,
para golpear su frente limpia de pesadillas,
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz,
tuvieron que congregar todos los odios
y ademas los aviones y los tanques,
para batir al hombre de la paz,
tuvieron que bombardearlo, hacerlo llama,
porque el hombre de la paz era una fortaleza.

Para matar al hombre de la paz,
tuvieron que desatar la guerra turbia,
para vencer al hombre de la paz,
y acallar su voz modesta y taladrante,
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo,
y matar más para seguir matando,
para batir al hombre de la paz,
tuvieron que asesinarlo muchas veces,
porque el hombre de la paz era una fortaleza.

Para matar al hombre de la paz,
tuvieron que imaginar que era una tropa,
una armada, una hueste, una brigada,
tuvieron que creer que era otro ejército,
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo,
y tenía en sus manos un fusil y un mandato,
y eran necesarios más tanques, más rencores,
más bombas, más aviones, más oprobios,
porque el hombre del paz era una fortaleza.

Para matar al hombre de la paz,
para golpear su frente limpia de pesadillas,
tuvieron que convertirse en pesadilla,
para vencer al hombre de la paz,
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte,
matar y matar más para seguir matando,
y condenarse a la blindada soledad,
para matar al hombre que era un pueblo,
tuvieron que quedarse sin el pueblo.
 
 
 
 
El Sur y El Norte

Con su ritual de acero, sus grandes chimeneas,
sus sabios clandestinos, su canto de sirenas,
sus cielos de neón, sus ventas navideñas,
su culto de Dios Padre y de las charreteras,
con sus llaves del Reino, el Norte es el que ordena.

Pero aquí abajo, abajo, el hambre disponible,
recurre al fruto amargo de lo que otros deciden,
mientras el tiempo pasa y pasan los desfiles,
y se hacen otras cosas que el Norte no prohibe,
con su esperanza dura, el Sur, el Sur también existe.

Con sus predicadores, sus gases que envenenan,
su Escuela de Chicago, sus dueños de la tierra,
con sus trapos de lujo y su pobre osamenta,
sus defensas gastadas, sus gastos de defensa,
con sus gesta invasora, el Norte es el que ordena.

Pero aquí abajo, abajo, cada uno en su escondite,
hay hombres y mujeres que saben a qué asirse,
aprovechando el sol y también los eclipses,
apartando lo inútil y usando lo que sirve,
con su fe veterana, el Sur también existe.

Con su corno francés y su Academia Sueca,
su salsa americana y sus llaves inglesas,
con todos su misiles y sus enciclopedias,
su guerra de galaxias y su saña opulenta,
con todos sus laureles, el Norte es el que ordena.

Pero aquí abajo, abajo, cerca de las raíces,
es donde la memoria ningún recuerdo omite,
y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven,
y así entre todos logran lo que era un imposible,
que todo el mundo sepa, que el Sur también existe.
 
 
 
 
Acerca del Ché
Consternados, Rabiosos,
Vámonos, derrotando afrentas.
              -Ernesto "Ché" Guevara

Así estamos
consternados
rabiosos,
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles.

Da verguenza mirar
los cuadros,
los sillones,
las alfombras,
sacar una botella del refrigerador,
teclear las tres letras mundiales de tu nombre
en la rígida máquina
que nunca,
nunca estuvo
con la cinta tan pálida.

Verguenza tener frío
y arrimarse a la estufa como siempre
tener hambre y comer,
esa cosa tan simple,
abrir el tocadiscos y escuchar en silencio,
sobre todo si es un cuarteto de Mozart.
Da verguenza el confort
y el asma,
da verguenza
cuando tú comandante estás cayendo
ametrallado,
fabuloso,
nítido,
eres nuestra conciencia acribillada.

Dicen que te quemaron,
con qué fuego
van a quemar las buenas
las buenas nuevas,
la irascible ternura
que trajiste y llevaste
con tu tos,
con tu barro.

Dicen que incineraron
toda tu vocación
menos un dedo.
Basta para mostrarnos el camino
para acusar al monstruo y sus tizones
para apretar de nuevo los gatillos.

Así estamos
consternados,
rabiosos,
claro que con el tiempo la plomiza
consternación
se nos irá pasando,
la rabia quedará,
se hará mas limpia.

Estás muerto,
estás vivo,
estás cayendo,
estás nube,
estás lluvia,
estás estrella,
donde estés,
si es que estás,
si estás llegando,
aprovecha por fin
a respirar tranquilo,
a llenarte de cielo los pulmones.

Donde estés,
si es que estás,
si estás llegando,
será una pena que no exista Dios,
pero habrá otros,
claro que habrá otros
dignos de recibirte
Comandante.
 
 
 
 
Poema frustrado
Mi amigo
que es un poeta
convocó a los poetas.

Hay que escribir un poema
sobre la bomba atómica
es un horror,
nos dijo,
un horror horroroso,
es el fin es la nada,
es la muerte.

Nos dijo,
no es que te mueras sólo
en tu cama,
rodeado
del llanto y la familia,
del techo y las paredes.

No es que llegue una bala
perdida o encontrada
a cortarte el aliento,
a meterse en tu sueño.

No es que el cáncer te marque
te perfore,
te borre.

No es tu muerte,
la tuya,
la nada que ganaste,
es el aire viciado,
es la ruina de todo
lo que existe,
de todo.

Nadie llorará a nadie,
nadie tendrá sus lágrimas.

Y eso es lo más horrible,
la muerte sin testigos,
sin últimas palabras
y sin sobrevivientes.
La muerte toda muerte,
toda muerte.

¿Me entienden?

Hay que escribir un poema
sobre la bomba atómica.

Quedamos en silencio
con las bocas abiertas,
tragamos el terror
como saliva helada,
luego nos fuimos todos
a cumplir la consigna.

Juro que lo he intentado
que lo estoy intentando,
pero pienso en la bomba
y el lápiz se me cae
de la mano.

No puedo.

A mi amigo el poeta,
le dire que no puedo.
 
 
 
 
Conjugaciones
5 (después)

El futuro no es
una página en blanco
es una fé
de erratas.


8 (previsión)

De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro.


9 (plurales)

Hay
ayeres
y mañanas
pero no hay
hoyes.
 
 
 
 

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